El principio: Dodo me dijo que escribiera
El principio: Dodo
me dijo que escribiera
Una amiga de mi madre, Dodo, es astróloga. Me conoce
desde niño. Conoce mi vida al derecho y al revés. Asimismo, también conoce mis
estrellas. Dodo me sugirió escribir. Esto va por ti, mi querida Dodo.
Dodo me sugirió hablar de mi experiencia como padre
que se quedó en casa, que sacrificó mucho para recibir más, pero que lo que
recibió no se puede intercambiar y que es difícil de cuantificar. Ese padre se
hizo madre. La frase anterior es muy pesada. Tiene mucho fondo. Es una frase
que para el hombre típico es absurda. Para la mujer que trabaja y es cabeza de
familia, es aún más absurda. De hecho, ambos tienen razón en parte. Sin
embargo, están equivocados. Ser un padre que se queda en casa para cuidar y
educar a sus hijos es, en términos generales, un lujo que pocas familias se
pueden permitir, pero en ocasiones también es una necesidad.
Mientras más lo pienso, creo que Dodo tiene razón.
Debo hablar de esto. Debo escribir de esto. Existen muchos hombres que de una o
de otra forma comprenderán lo que escribo y de una manera terminarán identificándose
con el tema. Alguien debe hablar por ellos, y por mí mismo. No es un tema
sencillo de abordar. Es un tópico con el que el sector feminista no va a estar de
acuerdo, el sector machista aún menos, pero, sin embargo, un hombre moderno lo
comprenderá. Los hombres tenemos un lado femenino. No lo comprendemos, y aún
menos sabemos identificarlo.
Ser un hombre heterosexual en el siglo XXI es más
complicado de lo que parece. No es ciencia nuclear, pero no es necesariamente
sencillo. Son temas que la gente da por sentado. Mis propios amigos, si bien podrían
llegar a comprenderlo, no necesariamente lo entenderían. El concepto en sí
mismo vale la pena ser abordado. Creo que lo que estoy mencionando es un tema
de introspección social y filosófico de lo que viven los hombres modernos hoy. Algunos
de mis contemporáneos, quizá muchos sino es que todos, me van a tildar de “softie”
o como dicen en Inglaterra, un vil “snowflake”. No me importa. El tema lo
amerita.
Este va a ser un viaje de 50 años. Será una
descripción de la forma en la que un hombre nacido en 1970, hijo de una
feminista que nunca fue feminista, que adoleció fuertemente en los 80s, que posteriormente
comenzó a madurar en los 90s, terminó haciéndose padre en la primera década de
los 2000 fuera de México, que crió 2 hijas en Inglaterra hasta 2019, hasta que
se divorció y que ahora hace la introspección de sí mismo. Esta será una narración
sobre como cambian las perspectivas, las visiones, los entendimientos, los
sentimientos, las emociones, los pensamientos y las ideas.
No se sí es lo peor o lo mejor de todo, pero
honestamente no se por donde comenzar. No quiero comenzar por el principio ya
que sería lineal, y francamente aburrido. Tampoco quiero comenzar por en medio
ya que sería complejo ligar los temas, así que quizá comenzaré por el final.
Quizá la lectura sea más fácil, y a mí me va a simplificar la vida.
Al principio, pensé que esto podría ser un libro. Sin embargo,
lo voy a convertir en un Blog. Quién sabe, quizá el Blog se convierta en un
libro pero no al revés. Creo que es más fácil escribir entregas breves y
después ligarlas. Eso lo hacen los editores. Así que seguiré el consejo de Dodo.
Merci Dominique, c´est le meilleure conseille. Ecrire
me va a faire bien.
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